La Cuaresma es el tiempo litúrgico que precede a la celebración de la Pascua. Tiene una duración de 40 días: comienza el Miércoles de Ceniza y continúa durante cinco semanas. Este período se caracteriza por un camino de penitencia, oración y preparación para la celebración de la Pascua que es la culminación de las fiestas cristianas.
Por tanto, la Cuaresma debe considerarse como un camino de fe y una oportunidad de participación viva en el Misterio de Cristo, muerto y resucitado por la salvación de la humanidad.
Por tanto, en Cuaresma los fieles están invitados a retomar el camino de conversión al Señor, en la lucha contra el pecado y en el anhelo de santidad. Tiene una duración de 40 días, como fueron los días que pasó Jesús en el desierto luego de ser bautizado por Juan Bautista y donde fue tentado por el diablo. El significado de los 40 días adquiere un valor aún más simbólico y salvífico, si consideramos que esta referencia vuelve a estar presente de manera recurrente en las sagradas escrituras.
En particular, en el Nuevo Testamento:
La Cuaresma, el período de conversión a Cristo, comienza el Miércoles de Ceniza y finaliza con el Jueves Santo, día en el que se celebra la misa Cena Domini. Una celebración que se abre al Triduo Pascual.
El tiempo litúrgico de la Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza: tras él se desarrollan los cinco domingos de Cuaresma y el Domingo de Ramos. La especificación «de las cenizas» se refiere al rito litúrgico que caracteriza la misa de ese día: el sacerdote rocía sobre las cabezas de los fieles un poco de ceniza obtenida de palmeras y ramas de olivo quemadas y bendecidas con motivo del Domingo de Ramos de ‘ el año pasado.
La ceniza simboliza la humilde condición terrenal del hombre mortal y su debilidad ante el pecado. De hecho, durante el rito el sacerdote pronuncia la frase «Recuerda que eres polvo y al polvo volverás» o «Conviértete y cree en el Evangelio».
La Cuaresma finaliza con el Jueves Santo que da inicio al Triduo Pascual, tiempo que celebra los acontecimientos del Misterio Pascual de Jesucristo. En este día recordamos la Última Cena de Jesús, la institución de la Eucaristía, el mandamiento del amor. El Viernes Santo se celebra en la liturgia solemne sin consagración la muerte de Cristo en la cruz. El Sábado Santo es un día litúrgico, dedicado a la meditación sobre la sepultura de Cristo. Todo apunta hacia la noche entre el sábado y el domingo, en la que se celebra la solemne Vigilia Pascual.
Los domingos de Cuaresma son, por tanto, seis en total y adoptan los siguientes nombres:
Domingo de inicio de Cuaresma o I de Cuaresma
Domingo Samaritano o II de Cuaresma
Domingo de Abraham o III de Cuaresma
Domingo de Ciegos o IV de Cuaresma
Domingo de Lázaro o V de Cuaresma
Domingo de Ramos o VI de Cuaresma
Los dos últimos domingos, el Quinto y el Domingo de Ramos, constituyeron un tiempo litúrgico por derecho propio desde 1960 a 1969, el tiempo de la Pasión.
Los domingos de Cuaresma también pueden indicarse con un nombre latino, el íncipit de la renta del día, tomado a su vez del Antiguo Testamento:
Invocabit – Invocabit me, et ego exaudiam eum (Salmo 91.15)
Reminiscere – Reminiscere miserationum tuarum (Salmo 25,6)
Oculi – Oculi mei semper ad Dominum (Salmo 25.15)
Laetare – Laetare, Jerusalén (Isaías 66.10)
Ludica – Juzgame, Deus (Salmo 43.1)
Palmarum – Domingo en Palmis