El Ave María es una de las oraciones marianas más difundidas en la Iglesia católica occidental y la más fácil de recordar incluso para los niños. La figura de la Virgen ha sido muy amada e invocada por los cristianos desde la antigüedad. El rezo del Ave María sitúa al ser humano frente a la madre de Jesús y madre de todo ser humano. La devoción al nombre de María se remonta a mediados del siglo XII. Papa Pío En este día se recuerda el amor inefable de la Madre de Dios hacia su Santísimo Hijo.
Aquí está el texto para recitar la oración del Ave María:
Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
La oración del Ave María se divide en dos partes.
La primera parte del rezo del Ave María recita alabanza y contemplación, con referencia a los pasajes evangélicos tomados literalmente del Evangelio de Lucas:
“Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor está contigo” (Lucas 1,28), que se refiere al saludo que el arcángel Gabriel dirige a María;
“Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre” (Lucas 1,42), oración de alabanza y saludo divinamente inspirada en Isabel hacia la Virgen.
En la segunda parte de la oración, el tono cambia, convirtiéndose en súplica, es decir, petición de intercesión cuando se recita: «Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte».